"En el 2022, a la salida de una pandemia –ninguna casualidad- 2 amigos, psicólogos ellos, abren un espacio radial, al que llaman el diván. Sí, lo necesitábamos. Necesitábamos retomar el hilo del sentido. No hay nada inocente en ese gesto, para nada.

Son psicólogos de inspiración lacaniana, saliendo a disputar el 'aire' en tiempos en que el psicoanálisis recibe nuevos embates, y nuevas demandas. Antiguos y nuevos cuestionamientos vienen a corroer ese espacio ganado como terapéutica. Crítica epistemológica, donde el psicoanálisis recibe la crisis a los estructuralismos, en un clima de época en la academia donde lo social en el ser humano se disuelve, y lo singular de la persona se desconecta de lo comunitario. Así, el sujeto desujetado se aferra, trémulo, a la épica del individuo.

Y estos dos, recuestan a Chacabuco en El Diván.

Crisis clínica, con los embates de la neurociencia, los coucheos y los nuevos y viejos refritados 'descubrimientos' de la economía del comportamiento. El psicoanálisis interpelado por los discursos de la eficiencia, de los tiempos cortos, de la previsibilidad del diagnóstico, del imperativo de maximizar ganancias y minimizar costos.

Y mis dos amigos acá presentes nos invitaron a detenernos y escucharnos.

Crítica sobre todo política, porque si el psicoanálisis insiste en que podemos enfrentarnos a nuestras estructuras internas, comprenderlas, modificarlas y buscar soluciones creativas para superar nuestro padecer psíquico, cómo no vamos a ser capaces de enfrentar, comprender, modificar y encontrar soluciones creativas para las estructuras sociales que hagan superar nuestro padecer social. Conociéndonos a nosotros mismos, a nuestras formas de vincularnos, podemos resignificar nuestra vida, podemos encontrarnos en el otro, podemos esquivar mandatos y aceptar debilidades. Y eso mismo podemos hacer políticamente.

No nos equivoquemos, no hay nada inocente en lo que hicieron estos dos granujas. Y no es que me sume a la moda de los delirios conspiranoicos. No, no.

Porque todo está en la palabra.

Pensando en el entrevistado de hoy, en el entrevistador entrevistado.

El periodismo comparte con el psicoanálisis la escucha activa, la pesquisa en el discurso. Ellos por cuestiones curativas, nosotros por intentar oscultar la realidad. Ambos buscan hacer visible lo que aparece transfigurado.

Como un psicólogo, el periodista acostumbra a escuchar no sólo lo que se dice, sino cómo se dice. Porque de donde no podemos escapar, donde no podemos mentir, es en las palabras que usamos, es en el orden que nuestro discurso produce. Estamos presos del orden del sintagma, de una cadena significante que no es casual ni caprichosa, sino más bien estructurada y estructurante.

Todo está en la palabra -¡lo saben!-, entiéndase, acá no hubo nunca nada inocente. Ni en un payaso, ni en una eminencia, ni en un político. Allí estábamos todos expuestos a la asociación libre, al furcio, al equívoco, al olvido, al humor. Todo estuvo ahí, en el discurso enunciado. Todo estuvo en el lenguaje. Todo estuvo en la palabra. Sólo había que animarse a escuchar. ¿Hasta dónde jugaron ellos a ser periodistas y hasta dónde nosotros jugamos a ser pacientes? La palabra sana, la escucha también.

Estimada audiencia, pase, recuéstese, bienvenidos al último programa del año del Diván. Hoy, al menos por este año, nos dan el alta". Marcelo García