En una extensa entrevista radial, Nicolás Golía, joven militante peronista de 22 años y estudiante de Derecho en Junín, reflexionó sobre su recorrido personal, la participación política juvenil y los desafíos actuales de Chacabuco y del peronismo en general. Con un discurso claro y enfático, Golía reivindicó la militancia como vocación, defendió la educación pública y sostuvo la necesidad de una renovación política que integre a las nuevas generaciones sin desplazar la experiencia acumulada.

Golía comenzó destacando la importancia del espacio radial y el valor de que los medios locales brinden voz a los jóvenes. Reconoció especialmente a Claudio —uno de los primeros comunicadores en darle lugar— y valoró el rol de la radio como ámbito de formación política y social. Aclaró, además, que no ocupa ningún cargo dentro del municipio, pese a su cercanía con el intendente Darío Golía, vínculo que definió como familiar y político, pero siempre desde un rol militante y no institucional.

Actualmente estudiante universitario, Nicolás remarcó que su compromiso político no es circunstancial sino fruto de una formación familiar atravesada por el debate político cotidiano. Según explicó, la militancia no se improvisa: es una vocación que se construye desde temprana edad y que implica escuchar, interpretar y canalizar las demandas sociales, especialmente las de los jóvenes.

Uno de los ejes centrales de la entrevista fue el rol de la juventud en la política actual. Golía cuestionó la idea de que los jóvenes estén alejados de la política por desinterés propio y afirmó que, en muchos casos, fue la política la que se alejó de ellos al no ofrecerles espacios reales de participación. En ese sentido, destacó el trabajo de la Juventud Peronista de Chacabuco, que comenzó a reorganizarse en 2021 con pocos integrantes y hoy nuclea a decenas de jóvenes con proyectos culturales, educativos y sociales, incluso a aquellos que no se identifican inicialmente con el peronismo.

Para Golía, los jóvenes no deben limitarse a discutir 'temas de juventud', sino participar activamente en los debates estructurales de la política, aportando miradas generacionales distintas sobre prioridades y necesidades. Sostuvo que el peronismo, como movimiento histórico, siempre se caracterizó por su capacidad de renovación y adaptación a los tiempos, y que ese proceso es inevitable y necesario en la actualidad.

En relación al futuro, el dirigente juvenil se mostró prudente: su principal objetivo es recibirse y ejercer su profesión, sin abandonar la militancia. Subrayó que hacer política no implica necesariamente ocupar cargos, sino comprometerse desde clubes, centros de estudiantes, barrios y organizaciones sociales. Reconoció las tensiones entre el estudio y la militancia, pero aseguró haber logrado un equilibrio, incluso en momentos de campaña, priorizando la formación sin dejar de acompañar los procesos políticos locales.

La entrevista también abordó el valor de los centros de estudiantes como primera experiencia política y semillero de pensamiento crítico. Golía recordó su paso por el centro de estudiantes de una escuela parroquial, donde lograron imponerse con un discurso peronista, demostrando que las ideas pueden trascender etiquetas cuando conectan con las necesidades reales. En este punto, se reflexionó sobre las diferencias generacionales marcadas por los contextos políticos y sociales: mientras los años noventa mostraron una fuerte despolitización juvenil, las generaciones que crecieron durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner tuvieron mayor acceso a derechos como educación, libros y tecnología, lo que fortaleció su participación.

Golía destacó especialmente el rol de la educación pública como principal igualador social y base de la meritocracia. Señaló que sin igualdad de oportunidades no puede hablarse de mérito real y defendió la necesidad de fomentar el pensamiento crítico en el sistema educativo. En esa línea, celebró la creación del Centro Universitario de Chacabuco, al que definió como un 'antes y un después' para la ciudad, ya que permite a los jóvenes estudiar sin emigrar, probar carreras y reducir costos familiares, además de generar desarrollo urbano, comercial y educativo en su entorno.

Otro tramo central de la entrevista estuvo dedicado a la gestión local y a la salud pública. Golía defendió la propuesta de una tasa de salud municipal destinada a sostener el hospital, al que calificó como uno de los mejor equipados de la provincia. Detalló inversiones recientes como el centro de hemodinamia, el nuevo tomógrafo, el próximo resonador, la modernización de maternidad y odontología, y el fortalecimiento de la red de centros de salud barriales, destacando la prevención como la mejor política sanitaria. Subrayó que la caída de fondos nacionales y provinciales obliga a los municipios a buscar alternativas para mantener servicios de calidad.

Finalmente, Golía se refirió a su relación con otras juventudes políticas, asegurando que mantiene un trato respetuoso y dialoguista con jóvenes de distintos espacios ideológicos. Anunció como uno de los proyectos a relanzar el Consejo Deliberante Juvenil, con participación plural de centros de estudiantes, agrupaciones políticas y jóvenes sin afiliación partidaria, como una herramienta de formación democrática y participación real.

A lo largo de la entrevista, Nicolás Golía dejó en claro una mirada integral de la política: como herramienta de transformación social, de inclusión y de construcción colectiva. Con un discurso que combina convicción ideológica y énfasis en la gestión concreta, se posiciona como uno de los referentes visibles de una generación que busca recuperar el protagonismo juvenil en la vida política de Chacabuco.